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Por Francisco M Pertierra Cánepa *

Es fundamental conectar a los inversores de distinto perfil, con los proyectos de calidad y el management idóneo, estableciendo las prioridades de financiamiento para soluciones intersectoriales.

Dada la gravedad de la crisis y las restricciones al financiamiento que tiene Argentina, que se van profundizando con la vigencia del aislamiento, es imperioso que las alternativas de promoción de las inversiones para el desarrollo de proyectos de la economía real, especialmente los relacionados con la exportación, se vayan confirmando como solución estratégica de urgente supervivencia nacional para poder pensar en un futuro de bonanza y justicia.

Sabemos que esto es una realidad que debe construirse y profundizarse en el ámbito privado a partir del apalancamiento en los fideicomisos productivos para el salvataje de empresas y cadenas productivas regionales.

Pero la clave del liderazgo en esta crisis tiene epicentro en el rol del Estado, donde se necesita contar con un marco de normas serias, ágiles y de aplicación práctica que dirijan en forma real y concreta la inversión hacia la producción, con anclaje en el mercado de capitales, para recuperar rápidamente la economía con la proliferación de proyectos en todas las regiones. Por eso es fundamental conectar a los inversores de distinto perfil, con los proyectos de calidad y el management idóneo, estableciendo las prioridades de financiamiento para soluciones intersectoriales.

Se debe generalizar el uso de vehículos de inversión colectiva para actividades dinamizadoras como la construcción, el agro, la energía y el turismo entre otras, pero en el marco de un plan federal vinculado con el mercado de capitales. Así también, serán reserva de valor para el ahorro local individual que puede participar del cambio de paradigma productivo y del desarrollo.

Pero para ello debe primar la creatividad y la flexibilidad en el diseño del largo plazo, con normativa que aporte seguridad jurídica a los proyectos y a los inversores, que contemple el rediseño de la asfixiante presión impositiva y los esquemas de gobierno corporativo para generar éxito, eficiencia y sustentabilidad.

El Gobierno, tiene a mano tres herramientas virtuosas y de rápida aplicación para estimular la producción y las exportaciones, liderando el proceso y dando el ejemplo al mostrar el rumbo, en una situación donde la incertidumbre y la desconfianza son moneda corriente.

Estas herramientas son:
- La puesta en marcha de proyectos disponiendo a tal fin del uso de bienes inmuebles propios improductivos como lotes, edificios y campos que tiene diseminados por todo el país para ponerlos en acción por medio de fideicomisos productivos.
- El estímulo al empleo a través de la baja de los costos laborales.
- Una profunda reforma impositiva a favor de las inversiones productivas.

Con estas acciones, el capital y la iniciativa privada tendrían un gran aliciente para liberar su potencial productivo creador de valor y beneficios pero a riesgo propio, con el consecuente impacto positivo en el bien común, y poder así recuperar rápidamente los sectores de la economía que generan producción, empleo y exportaciones, que son los generadores de los dólares que no tendremos por un largo rato.

(*) Profesor de la Universidad del CEMA

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